sábado, 14 de noviembre de 2015

Los gatos y las supersticiones.

Fertilidad y salud

Hay supersticiones inocentes pero otras crueles que llevan a sacrificar a los felinos para obtener ciertos poderes o curar enfermedades (sobre todo infantiles). Sin embargo, puede afirmarse que en general maltratar a un gato es señal de mala suerte en todo el mundo. Este respeto por el gato tiene probablemente su origen en religiones antiguas, como la egipcia, en que el gato era un animal sagrado y aquellos que le hacían daño eran castigados severamente. 

• Oír estornudar a un gato es una buena señal para el oyente. 

• Llevar al gato de la familia a tu boda trae buena suerte. Si un gato estornuda cerca de la novia el día de la boda, ella tendrá buena suerte.

• Quien da una patada a un gato, tendrá un ataque de reuma. 

• Si se mece a un gato en una cuna, traerá fertilidad a una pareja un mes después de su boda.

• Un gato enterrado en un campo ayudará a que crezcan las cosechas.


Previsiones meteorológicas

Determinadas costumbres o acciones de los gatos se han considerado pronósticos de buen o mal tiempo meteorológico. Dichos pronósticos se basan en algún tipo de observación, aunque algunas de las supersticiones carezcan de base:
• Si un gato se lame detrás de las orejas, lloverá. Si se lame la cara, hará buen tiempo.

• Un gato que duerme con las cuatro patas recogidas anuncia tiempo frío.

• Cuando un gato mira por la ventana, espera lluvia.

• Cuando las pupilas de un gato están muy dilatadas, lloverá.

• Si un gato estornuda una vez, lloverá.

• Un gato inquieto anuncia tormenta. Lo mismo si se lame la cola.

• Si un gato se pone de espaldas al fuego, helará.

• Si un gato corretea alrededor de la casa, habrá fuertes vientos. Lo mismo si araña la alfombra.

• Un gato que araña la pata de una mesa, anuncia cambio de tiempo. 


                   Maneki Neko o el gato de la suerte.


Cuenta la leyenda que en una noche de tormenta, un hombre rico, estando fuera de su casa se vio sorprendido por las fuertes lluvias. Trató de refugiarse bajo un árbol para no mojarse más. Por allí cerca del árbol andaba un gato, cuyo propietario era un monje muy pobre. El hombre rico se fijó en que el gato le hacía un gesto, pero no lo comprendía. Miró de nuevo y el gato continuó bajando su pata una y otra vez. Parecía un saludo, pero más bien, trataba de decirle algo. El hombre rico se aproximó al gato saliendo de su refugio en medio de la tormenta y en cuanto estuvo cerca del gato, un rayo fulminó el árbol en el que se resguardó de la lluvia; el gato trataba de atraerle para salvarle la vida. El hombre sorprendido y agradecido por la hazaña del gato, buscó a su dueño para darle las gracias y encontró al monje, su dueño. Cuenta la leyenda que agradecido, el hombre rico ayudó al monje pobre. 


Desde el entonces, este gato se ha convertido en un símbolo de buena suerte y ha sido representado de diversas formas. Podrás encontrar su estatuilla que sin cesar balancea su pata en cualquier mercadillo oriental!









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